Skip to main content
Humanities LibreTexts

2.3: El siglo XVII en España

  • Page ID
    129069
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \) \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)\(\newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\) \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\) \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\) \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \(\newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\) \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\) \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\) \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)\(\newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    siglo XVII línea temporal


    creciente: growing
    tamaño: size
    debilitar: to weaken
    referentes: referents, objects to represent and process

    Si en el siglo XVI la corona española se convirtió en el reino más grande y posiblemente más rico de Europa, gracias en parte a su expansión colonial que puso a su disposición cantidades inmensas de oro, plata y otros productos valiosos, para fines del siglo XVII la creciente inflación; las tensiones internas de tipo regional, económico e ideológico; los errores tácticos dentro de la compleja política europea; la corrupción política y el tamaño del aparato administrativo, entre otros factores, fueron debilitando el poder español. La clase aristocrática, sin embargo, gozó en general de gran riqueza en estos dos siglos y, especialmente en las artes y las letras, tuvo gran influencia en Europa. Por eso este periodo se conoce como “El Siglo de Oro”, con figuras muy conocidas hasta hoy, tales como El Greco (1541-1614), José de Ribera (1591-1652), Diego Velázquez (1599-1660), Francisco de Zurbarán (1598-1664) y Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) en la pintura, los poetas místicos (Teresa de Ávila, Luis de León, Juan de la Cruz), los poetas barrocos (Luis de Góngora, Francisco de Quevedo), y los dramaturgos Lope de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina. Es además el siglo de Miguel de Cervantes (1547-1616). El gran influjo de riqueza, mercancías y referentes de este periodo en el que se pasaba de los pequeños reinos feudales o renacentistas a las poderosas monarquías imperiales, generó una conciencia de la complejidad y una estética del exceso, hoy conocida como el barroco[1].

    In ictu oculi
    "In Ictu Oculi" (en un abrir y cerrar de ojos - In the Blink of an Eye), de Juan de Valdés Leal, 1672.

    El barroco: multiplicación de mercancías, de referentes, de significados

    La verdad, cuanto más dificultosa, es más agradable,
    y el conocimiento que cuesta es más estimado”.
              –Baltasar Gracián, conceptista de Aragón (1601-1658)
    The most difficult truth is, the more enjoyable,
    and when knowledge takes effort, it is more highly valued.

     

    Países Bajos: Netherlands
    cada vez más: more and more
    aportar: to contribute
    préstamo: loan

     

     

    subrayar: to underline
    en torno a: around
    malestar: unrest
    alma: soul

    respecto a: with respect to
    tradición de la ruptura: a tradition of breaking with tradition (a concept coined by Mexican thinker Octavio Paz).

    sello: seal, mark
    desequilibrio: lack of balance
    artificioso: contrived, affected

    contrapposto (it.): counterpoise: a human figure standing with most of its weight on one foot.

    inquietud: restlessness
    pues: thus
    desafío: challenge
    reflexión: reflection (thought)
    reflejo: reflection (mirror image)

    apostar: to bet

    imponente: imposing

     tanto ... como: both … and

    lo que debería: what it should

     

     

     

     

    derrota: defeat

     

    desmoronarse: to crumble
     

    como es de esperarse: as can be expected

     

    ingenioso: witty

    hipérbole: exaggeration

     

    hipérbaton: alteration of normal word order, use of Latin syntax

     

    culto: cultured

    luteranismo: Lutheranism

    una suerte de herejía: a sort of heresy

    Durante los siglos XVI y XVII (1500-1700), Europa Occidental está en plena expansión del mercantilismo o precapitalismo, es decir, una economía basada en el comercio internacional. Tener grandes cantidades de metales preciosos (oro y plata) determinaba la hegemonía financiera, porque con ellos se podían pagar grandes ejércitos y toda clase de productos básicos y lujosos. Este proceso mercantil fue particularmente fuerte en las naciones más colonialistas como Portugal, España, Los Países Bajos, Inglaterra y Francia, con acceso a trabajadores y a minas en muchas partes del mundo. La monarquía absoluta permitía neutralizar parte del poder de los señores feudales y facilitaba monopolios comerciales. Aunque la clase social burguesa era cada vez más poderosa económica y socialmente, caracterizando lo que hoy llamamos “la Modernidad”, la clase aristocrática (los nobles) todavía tenía mucho poder político. Por eso, el modelo monárquico tuvo éxito, ya que al mismo tiempo que respetaba las jerarquías aristocráticas, permitía la influencia de los burgueses (banqueros, comerciantes, industriales incipientes) a través del dinero que estos aportaban en impuestos y préstamos a la Corona. También unificaba la moneda, el idioma, el ejército y las leyes en territorios más amplios, facilitando y protegiendo el intercambio mercantil. Ya en El príncipe (1513), el italiano Macchiavello había subrayado la necesidad de tener Estados fuertes, unificados en torno a intereses comunes.

    Ideológicamente, es un periodo de gran innovación científica, estética y filosófica. Es momento de consolidar un nuevo modelo de vida en respuesta a cambios constantes introducidos por la expansión comercial y colonial, y también en diálogo con el malestar que producen estos cambios. La tierra ya no es el centro del universo (Copérnico, Galileo, Kepler); va dándose una revolución científica (Pascal, Newton) y filosófica (Bacon, Descartes, Locke, Spinoza) que pone seriamente en duda la concepción religiosa del mundo. Es una crisis epistemológica y ética. La observación empieza a ser más importante que la fe, la lógica más que el dogma, el dinero y la ostentación más que la tierra o la lealtad, el individuo más que la autoridad. El concepto de humanidad es un campo de batalla moral e ideológica: ¿son los colonizados tan humanos como los colonizadores? ¿qué nos define como humanos: el alma o la capacidad de pensar? ¿qué nos da autoridad a los europeos para dominar otras partes del mundo, de dónde viene nuestra superioridad? La autorreflexión es una característica notable del pensamiento en esta época. Hay multiplicidad de estímulos: más libros, más objetos, más idiomas, más historias, más gente y productos exóticos de los que no se sabía nada pocas décadas atrás.

    En el arte y la literatura importa cada vez más la originalidad, la creación de estilos que fascinen a un público refinado y que demuestren novedad respecto a lo que estaba de moda pocas décadas antes. Comienza una “tradición de la ruptura”. Muchos pintores, arquitectos, músicos y escritores deben ahora exhibir, no solo extremo virtuosismo en su campo, sino también la capacidad de dejar un sello personal, de crear un estilo propio e influyente, o de atraer diversos tipos de público (ya no solo a los nobles de la corte sino también a los burgueses ricos). Así, la estética occidental de este tiempo busca innovar frente a los estilos renacentistas, los cuales tendían a la naturalidad y el equilibrio. En contraste, muchos creadores buscan ahora belleza en el desequilibrio y la artificiosidad. Esta estética del exceso a veces se clasifica en períodos sucesivos que reciben el nombre de manierista (siglo XVI), barroco propiamente dicho (siglo XVII) y rococó o barroco tardío (siglo XVIII). Si el contrapposto renacentista sugería calma y ecuanimidad, por ejemplo, el barroco lo exagera hasta inspirar inquietud y agitación. Si el renacimiento se asociara con la armonía del círculo, el barroco sería la excentricidad de la elipse.[2]

    Es comprensible que en esta época de abundancia y debates apasionados aparezca, pues, una estética caracterizada por el exceso: pompa, exploración de lo infinito, desafío de los límites, intensidad, constante auto-reflexividad (las obras son como espejos de sí mismas o reflexiones sobre la representación). Este exceso puede asociarse con la tremenda cantidad de mercancías, avances técnicos y presencias de otras culturas que invade a Europa. Se vincula también, claro, con la creciente inflación económica. Se cuestiona el valor y la autenticidad de todo: de las cosas, de los principios, de las palabras, de la vida. Es característica la fascinación con la complejidad (de formas, de conceptos, de referencias, de construcción) y el adorno ostentoso. La clave barroca es el contrapunto, lo descentrado, la dificultad.

    Otro factor que contribuye a la configuración de esta estética, especialmente en la pintura, es la Contrarreforma del catolicismo. En el Concilio de Trento (1545-63), que celebró la Iglesia católica para responder a las reformas protestantes de Alemania, Suiza e Inglaterra, entre otras, se subrayó la importancia de utilizar el arte para enseñar la doctrina sin recurrir directamente a la Biblia, y de asociar las emociones fuertes con la devoción a la fe cristiana. El dramatismo se hizo entonces una deseable nota estilística, en particular para las obras pagadas por mecenas católicos. Esto explicaría, en parte, por qué muchas de las manifestaciones más tempranas del barroco aparecieron en la Europa católica (España, Francia, Italia). Cuestionada en su médula, la autoridad eclesiástica apuesta por la ostentación: extrema pasión por valores radicales (reforma de comunidades religiosas, misticismo), por la defensa del dogma (la Inquisición), por el lujo imponente y la espectacularidad (iglesias inmensas, llenas de oro y arte famoso; grandiosos rituales). La cultura monárquica también fomenta valores similares, como la pompa, la majestuosidad, el exhibicionismo. Paradójicamente tanto la Iglesia como la monarquía están en crisis: ya no se cree completamente en lo que representan. El dinero y la participación ciudadana las sustentan materialmente, pero ideológicamente se justifican con valores anacrónicos como el linaje y la autoridad vertical. La representación está en crisis, nada parece significar lo que debería, los sentidos se multiplican, no hay coincidencia entre las palabras y las cosas.

    La situación de España en la era barroca es paradójica. Comienza durante el enérgico reinado de Felipe II (1554-98), cuando en el imperio español “no se ponía el sol” porque tenía tierras alrededor del mundo, y llega aproximadamente hasta Carlos II (1665-1700), el último rey de la dinastía Habsburgo, cuando la corona española ha perdido el control de Portugal (1668) y poco antes de perder los Países Bajos (1713), entre otros territorios. Es una época de gran riqueza para la élite, en buena parte por los metales y productos de los territorios hispanoamericanos, pero también de gran pobreza para el pueblo, por la corrupción generalizada; de potencia militar y política internacional, pero también de serias derrotas y constantes desafíos frente a otra naciones de Europa Occidental; de fuerte autoritarismo, pero de profunda fragmentación interna; de esplendor en la literatura y en la pintura (es el “Siglo de Oro”), pero también de pesimismo por la sensación de vivir en un imperio que se desmorona bajo gobernantes ineptos; de gran influencia cultural sobre Europa y América, pero también de dogmatismo religioso que dificulta el desarrollo intelectual; de monopolio comercial sobre Las Indias, pero también de contrabando y piratería; de gran explotación colonial, pero también de fuertes debates internos sobre la ética de la esclavitud y del trato a los indígenas; de gran diversidad étnica, pero de obsesión con la limpieza de sangre y la pureza doctrinal.

    Como es de esperarse, una característica muy notoria del barroco literario español es su gusto por la paradoja, el debate y la sátira. Hay en la España de esa época dos escuelas que se disputan la hegemonía poética. El conceptismo, más asociado con Castilla y Aragón, prefería ser rápido, ingenioso, relativamente conciso, y emplear juegos de palabras e hipérboles para transmitir complejidad de conceptos poco convencionales. Su principal representante fue el madrileño Francisco de Quevedo. El culteranismo, más asociado con Andalucía, era muy adornado, extenso, lleno de referencias cultas y de hipérbaton para ostentar complejidad formal y erudición. Su principal representante fue el cordobés Luis de Góngora. La poesía barroca española parece entonces casi una obra dramática entre célebres poetas rivales, enemigos. De hecho, el término “culteranismo” fue inventado por sus oponentes, en un juego típicamente conceptista, combinando “culto” con “luteranismo”, para presentarlo como una suerte de “herejía” poética. Ambas escuelas, sin embargo, son expresión clara de la estética barroca –descentrada, excesiva, en debate interno, dinámica–, de la crisis epistemológica que se vivió en Europa Occidental durante estos siglos, y del papel privilegiado que tuvo la poesía como género discursivo para articular dicha crisis.


    [1] La palabra barroco fue utilizada por críticos posteriores para referirse a esta época artística. Es decir, los creadores de los siglos XVI-XVIII no llamaban “barroco” a su estilo. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) tuvo un sentido peyorativo con el significado de excesivo e irracional. El término posiblemente viene de la palabra portuguesa "barroco" (en español sería "barrueco"), que significa "perla de forma irregular", o "joya falsa".

    [2]  El escritor cubano Severo Sarduy sugiere esta imagen en sus ensayos sobre el barroco. La elipse geométrica tiene dos focos "excéntricos", y se convierte en un círculo cuando la excentricidad es de cero. No es coincidencia que la arquitectura barroca use arcos elípticos con frecuencia.The Cuban writer Severo Sarduy suggests this image in his essays on the baroque. The geometrical ellipse has two “eccentric” foci. It becomes a circle when the eccentricity of its foci is equal to zero. It is no coincidence that baroque architecture often used elliptical arches.


    Renacimiento vs. Barroco

    barrocovsneoclasicismo.png


    Cronología


    Breve cronología del Siglo de Oro Español

    1479 Unión de Castilla y Aragón bajo los Reyes Católicos – “Reyes de las Españas”
    1492 Los Reyes Católicos anexan Granada, el último reino musulmán de la península. Los judíos son expulsados. Nebrija publica la primera gramática del español. Colón llega a América.
    1517-1556 Reinado de Carlos I, primero de la dinastía Habsburgo en España.
    1519 Carlos I de España es elegido emperador alemán con el nombre de Carlos V.
    Fernando de Magallanes inicia el primer viaje alrededor del mundo.
    1519-22 Conquista de México.
    1532-33 Conquista de Perú.
    1556-98 Reinado de Felipe II y hegemonía militar española en Europa
    1565 Colonización de las Filipinas
    1580 Felipe II se convierte en rey de Portugal.
    1598-1621 Reinado de Felipe III. El Estado español tiene inmensas deudas y mucha inflación.
    1609 Expulsión de los moriscos. Unos 300.000 habitantes abandonan España.
    1618-48 Guerra de los Treinta Años (entre católicos y protestantes – entre potencias europeas).
    1621-65 Reinado de Felipe IV.
    1640 Sublevación de Lisboa. Portugal vuelve a ser un reino independiente. Rebelión de Cataluña.
    1648 Independencia de los Países Bajos.
    1665-1700 Reinado de Carlos II, último rey de la dinastía Habsburgo. Gran decadencia política.

    Fuentes


    • Blanco Aguinaga, Carlos, et al. Historia social de la literatura española. Akal, 2000.
    • Davies, Catherine, ed. The Companion to Hispanic Studies. Oxford University Press, 2002.
    • García de Cortázar, Fernando y José Manuel González Vesga. Breve historia de España. Alianza Editorial, 2017.
    • Kattán Ibarra, Juan. Perspectivas culturales de España. NTC Publishing, 1990.
    • Sarduy, Severo. Barroco. Editorial Sudamericana, 1947.

     


    This page titled 2.3: El siglo XVII en España is shared under a CC BY-NC-SA 4.0 license and was authored, remixed, and/or curated by Enrique Yepes.

    • Was this article helpful?