4.8: El estudiante de Salamanca (1837-1840), cuarta parte
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Salió en fi n de aquel estado, para caer en el dolor más sombrío, en la más desalentada desesperación y en la mayor amargura y desconsuelo que pueden apoderarse de este pobre corazón humano, que tan positivamente choca y se quebranta con los males, como con vaguedad aspira en algunos momentos, casi siempre sin conseguirlo, a tocar los bienes ligeramente y de pasada.
Miguel de los Santos Álvarez,
La protección de un sastre.
Spiritus quidem promptus est; caro vero infirma.
(S. Marc. Evang.)
Vedle, don Félix es, espada en mano,
sereno el rostro, firme el corazón;
también de Elvira el vengativo hermano
sin piedad a sus pies muerto cayó.
Y con tranquila audacia se adelanta
por la calle fatal del Ataúd;
y ni medrosa1 aparición le espanta,
ni le turba la imagen de Jesús.
La moribunda2 lámpara que ardía
trémula lanza su postrer fulgor,3
y en honda4 oscuridad, noche sombría
la misteriosa calle encapotó.5
Mueve los pies el Montemar osado
en las tinieblas con incierto giro,6
cuando ya un trecho7 de la calle andado
súbito junto a él oye un suspiro.8
Resbalar por su faz9 sintió el aliento,10
y a su pesar sus nervios se crisparon11;
mas pasado el primero movimiento,
a su primera rigidez tornaron.
“¿Quién va?”, pregunta con la voz serena,
que ni fi nge valor, ni muestra miedo,
el alma de invencible vigor llena,
fiado en su tajante12 de Toledo.13
Palpa14 en torno de15 sí, y el impío jura,
y a mover vuelve la atrevida16 planta,17
cuando hacia él fatídica fi gura,
envuelta en blancas ropas, se adelanta.
Flotante y vaga, las espesas nieblas
ya disipa18 y se anima y va creciendo
con apagada19 luz, ya en las tinieblas
su argentino blancor20 va apareciendo.
Ya leve punto21 de luciente plata,
astro de clara lumbre22 sin mancilla,23
el horizonte lóbrego dilata24
y allá en la sombra en lontananza27 brilla.
Los ojos Montemar fi jos en ella,
con más asombro26 que temor la mira;
tal vez la juzga vagarosa28 estrella
que en el espacio de los cielos gira.
Tal vez engaño de sus propios ojos,
forma falaz que en su ilusión creó,
o del vino ridículos antojos29
que al fin su juicio a alborotar subió.
Mas el vapor del néctar jerezano30
nunca su mente a trastornar31 bastara,
que ya mil veces embriagarse en vano
en frenéticas órgias intentara.
“Dios presume32 asustarme: ¡ojalá fuera,
—dijo entre sí riendo—el diablo mismo!
que entonces, vive Dios, quién soy supiera
el cornudo33 monarca del abismo”.
Al pronunciar tan insolente ultraje34
la lámpara del Cristo se encendió:
y una mujer velada en blanco traje,
ante la imagen de rodillas vio.
“Bienvenida la luz” -dijo el impío-.
“Gracias a Dios o al diablo”; y con osada,
fi rme intención y temerario brío,
el paso vuelve a la mujer tapada.
Mientras él anda, al parecer se alejan
la luz, la imagen, la devota dama,
mas si él se para, de moverse dejan:
y lágrima tras lágrima, derrama35
de sus ojos inmóviles la imagen.
Mas sin que el miedo ni el dolor que inspira
su planta audaz, ni su impiedad atajen,36
rostro a rostro a Jesús, Montemar mira.
La calle parece se mueve y camina,
faltarle la tierra sintió bajo el pie;
sus ojos la muerta mirada fascina
del Cristo, que intensa clavada37 está en él.
Y en medio el delirio que embarga38 su mente,
y achaca él al vino que al fin le embriagó,
la lámpara alcanza con mano insolente
del ara39 do alumbra la imagen de Dios,
y al rostro la acerca, que el cándido lino40
encubre, con ánimo asaz41 descortés;
mas la luz apaga viento repentino,
y la blanca dama se puso de pie.
Empero42 un momento creyó que veía
un rostro que vagos recuerdos quizá,
y alegres memorias confusas, traía
de tiempos mejores que pasaron ya.
Un rostro de un ángel que vio en un ensueño,43
como un sentimiento que el alma halagó,
que anubla44 la frente con rígido ceño,
sin que lo comprenda jamás la razón.
Su forma gallarda45 dibuja en las sombras
el blanco ropaje que ondeante46 se ve
y cual si pisara mullidas47 alfombras,48
deslízase leve sin ruido su pie.
Tal vimos al rayo de la luna llena
fugitiva vela de lejos cruzar,
que ya la hinche49 en popa50 la brisa serena
que ya la confunde la espuma51 del mar.
También la esperanza blanca y vaporosa
así ante nosotros pasa en ilusión,
y el alma conmueve52 con ansia53 medrosa54
mientras la rechaza la adusta55 razón.
Figura \(\PageIndex{1}\): A caza de dientes (Caprichos n. 12), Francisco de Goya, 1799. Wikimedia Commons[1.jpg]. Estampa en papel agarbanzado de un grabado en aguafuerte
DON FÉLIX
“¡Qué! ¿sin respuesta me deja?
¿No admitís mi compañía?
¿Será quizá alguna vieja
devota?... ¡Chasco56 sería!
En vano, dueña, es callar,
ni hacerme señas57 que no;
he resuelto que sí yo,
y os tengo que acompañar.
Y he de saber dónde vais
y si sois hermosa o fea,
quién sois y cómo os llamáis.
Y aun cuando imposible sea,
y fuerais vos Satanás,
con sus llamas y sus cuernos,
hasta en los mismos infiernos,
vos delante y yo detrás,
hemos de entrar, ¡vive Dios!
Y aunque lo estorbara el cielo,
que yo he de cumplir mi anhelo58
aun a despecho de vos:
y perdonadme, señora,
si hay en mi empeño osadía,
mas fuera descortesía
dejaros sola a esta hora:
y me va en ello mi fama,
que juro a Dios no quisiera
que por temor se creyera
que no he seguido a una dama”.
Del hondo del pecho profundo gemido,59
crujido del vaso que estalla60 al dolor,
que apenas medroso lastima el oído,
pero que punzante61 rasga62 el corazón;
gemido de amargo recuerdo pasado,
de pena presente, de incierto pesar,63
mortífero64 aliento, veneno exhalado
del que encubre el alma ponzoñoso65 mar;
Gemido de muerte lanzó y silenciosa
la blanca figura su pie resbaló,
cual mueve sus alas sílfi de amorosa
que apenas las aguas del lago rizó.66
Ay el que vio acaso perdida en un día
la dicha que eterna creyó el corazón,
y en noche de nieblas, y en honda agonía
en un mar sin playas muriendo quedó!...
Y solo y llevando consigo en su pecho,
compañero eterno su dolor crüel,
el mágico encanto del alma deshecho,
su pena, su amigo y amante más fiel;
miró sus suspiros llevarlos el viento,
sus lágrimas tristes perderse en el mar,
sin nadie que acuda67 ni entienda su acento,
insensible68 el cielo y el mundo a su mal...
Y ha visto la luna brillar en el cielo
serena y en calma mientras él lloró,
y ha visto los hombres pasar en el suelo
y nadie a sus quejas los ojos volvió,
y él mismo, la befa69 del mundo temblando,
su pena en su pecho profunda escondió,
y dentro en su alma su llanto tragando
con falsa sonrisa su labio vistió!...
¡Ay! quien ha contado las horas que fueron,
horas otro tiempo que abrevió el placer,
y hoy solo y llorando piensa cómo huyeron
con ellas por siempre las dichas de ayer;
y aquellos placeres, que el triste ha perdido,
no huyeron del mundo, que en el mundo están,
y él vive en el mundo do siempre ha vivido,
y aquellos placeres para él no son ya!
¡Ay! del que descubre por fin la mentira,
¡Ay! del que la triste realidad palpó,
del que el esqueleto de este mundo mira,
y sus falsas galas70 loco le arrancó...
¡Ay! de aquel que vive sólo en lo pasado...!
¡Ay! del que su alma nutre en71 su pesar,
las horas que huyeron llamara angustiado,
las horas que huyeron jamás tornarán...
Quien haya sufrido tan bárbaro duelo,72
quien noches enteras contó sin dormir
en lecho73 de espinas, maldiciendo al cielo,
horas sempiternas74 de ansiedad sin fin;
quien haya sentido quererse del pecho
saltar a pedazos75 roto el corazón;
crecer su delirio, crecer su despecho;
al cuello cien nudos echarle el dolor;
ponzoñoso lago de punzante hielo,
sus lágrimas tristes, que cuajó76 el pesar,
reventando77 ahogarle, sin hallar consuelo,
ni esperanza nunca, ni tregua78 en su afán.
Aquel, de la blanca fantasma el gemido,
única respuesta que a don Félix dio,
hubiera, y su inmenso dolor, comprendido,
hubiera pesado su inmenso valor.
Figura \(\PageIndex{2}\): Detalle del óleo Nocturne: Trafalgar Square (c. 1875-1877) del americano James Abbot McNeill Whistler, autor de Whistler’s Mother. Wikimedia Commons [trafalgar.jpg].
DON FÉLIX
“Si buscáis algún ingrato,79
yo me ofrezco agradecido;
pero o miente ese recato,
o vos sufrís el mal trato
de algún celoso marido.
“¿Acerté?80 ¡Necia manía!81
Es para volverme loco,
si insistís en tal porfía82;
con los mudos,83 reina mía,
yo hago mucho y hablo poco”.
Segunda vez importunada en tanto,
una voz de süave melodía
el estudiante oyó que parecía
eco lejano de armonioso canto:
De amante pecho lánguido latido,84
sentimiento inefable85 de ternura,86
suspiro fiel de amor correspondido,
el primer sí de la mujer aún pura.
“Para mí los amores acabaron:
todo en el mundo para mí acabó:
los lazos que a la tierra me ligaron,87
el cielo para siempre desató”,88
dijo su acento misterioso y tierno,
que de otros mundos la ilusión traía,
eco de los que ya reposo89 eterno
gozan en paz bajo la tumba fría.
Montemar, atento sólo a su aventura,
que es bella la dama y aun fácil juzgó,
y la hora, la calle y la noche oscura
nuevos incentivos a su pecho son.
-Hay riesgo90 en seguirme. -Mirad ¡qué reparo!91
-Quizá luego os pese.92 -Puede que por vos.
-Ofendéis al cielo. -Del diablo me amparo.93
-Idos, caballero, ¡no tentéis94 a Dios!
-Siento me enamora más vuestro despego,95
y si Dios se enoja, pardiez96 que hará mal:
véame en vuestros brazos y máteme luego.
-¡Vuestra última hora quizá esta será!...
Dejad ya, don Félix, delirios mundanos.97
-¡Hola, me conoce! -¡Ay! ¡Temblad por vos!
¡Temblad, no se truequen deleites livianos98
en penas eternas! -Basta de sermón,
que yo para oírlos la cuaresma99 espero;
y hablemos de amores, que es más dulce hablar;
dejad ese tono solemne y severo,
que os juro, señora, que os sienta100 muy mal;
la vida es la vida: cuando ella se acaba,
acaba con ella también el placer.
¿De inciertos pesares por qué hacerla esclava?
Para mí no hay nunca mañana ni ayer.
Si mañana muero, que sea en mal hora
o en buena, cual dicen, ¿qué me importa a mí?
Goce yo el presente, disfrute yo ahora,
y el diablo me lleve si quiere al morir.
-¡Cúmplase en fi n tu voluntad, Dios mío!,
la fi gura fatídica exclamó.
Y en tanto al pecho redoblar101 su brío
siente don Félix y camina en pos.102
Cruzan tristes calles,
plazas solitarias,
arruinados muros,
donde sus plegarias103
y falsos conjuros,104
en la misteriosa
noche borrascosa,
maldecida bruja
con ronca105
voz canta,
y de los sepulcros
los muertos levanta.
Y suenan los ecos
de sus pasos huecos
en la soledad;
mientras en silencio
yace106
la ciudad,
y en lúgubre son107
arrulla108
su sueño
bramando Aquilón.109
Y una calle y otra cruzan,
y más allá y más allá:
ni tiene término el viaje,
ni nunca dejan de andar,
y atraviesan, pasan, vuelven,
cien calles quedando atrás,
y paso tras paso siguen,
y siempre adelante van;
y a confundirse ya empieza
y a perderse Montemar,
que ni sabe a dó camina,
ni acierta ya dónde está;
y otras calles, otras plazas
recorre y otra ciudad,
y ve fantásticas torres
de su eterno pedestal
arrancarse, y sus macizas110
negras masas caminar,
apoyándose en sus ángulos
que en la tierra, en desigual,
perezoso tronco111 fijan;
y a su monótono andar,
las campanas sacudidas112
misteriosos dobles113 dan;
mientras en danzas grotescas
y al estruendo114 funeral
en derredor cien espectros
danzan con torpe compás115:
y las veletas116 sus frentes
bajan ante él al pasar,
los espectros le saludan,
y en cien lenguas de metal,
oye su nombre en los ecos
de las campanas sonar.
Mas luego cesa el estrépito,117
y en silencio, en muda paz
todo queda, y desaparece
de súbito la ciudad:
palacios, templos, se cambian
en campos de soledad,
y en un yermo118 y silencioso
melancólico arenal,119
sin luz, sin aire, sin cielo,
perdido en la inmensidad,
tal vez piensa que camina,
sin poder parar jamás,
de extraño empuje llevado
con precipitado120afán;
entretanto que su guía
delante de él sin hablar,
sigue misterioso, y sigue
con paso rápido, y ya
se remonta121 ante sus ojos
en alas del huracán,
visión sublime, y su frente
ve fosfórica brillar,
entre lívidos relámpagos
en la densa oscuridad,
sierpes de luz, luminosos
engendros122 del vendaval123;
y cuando duda si duerme,
si tal vez sueña o está
loco, si es tanto prodigio,124
tanto delirio verdad,
otra vez en Salamanca
súbito vuélvese a hallar,
distingue los edifi cios,
reconoce en dónde está,
y en su delirante vértigo
al vino vuelve a culpar,
y jura, y siguen andando
ella delante, él detrás.
“¡Vive Dios!, dice entre sí,
o Satanás se chancea,125
o no debo estar en mí
o el málaga126 que bebí
en mi cabeza aún humea.127
“Sombras, fantasmas, visiones...
Dale con tocar a muerto128
y en revueltas confusiones,
danzando estos torreones
al compás de tal concierto.
“Y el juicio voy a perder
entre tantas maravillas,
que estas torres llegué a ver,
como mulas de alquiler,129
andando con campanillas.
“¿Y esta mujer quién será?
Mas si es el diablo en persona,
¿a mí qué diantre130 me da?
Y más que el traje en que va
en esta ocasión, le abona.131
“Noble señora, imagino
que sois nueva en el lugar:
andar así es desatino132;
o habéis perdido el camino,
o esto es andar por andar.
“Ha dado en133 no responder,
que es la más rara locura
que puede hallarse en mujer,
y en que yo la he de querer
por su paso de andadura”.134
En tanto don Félix a tientas135 seguía,
delante camina la blanca visión,
triplica su espanto la noche sombría,
sus hórridos gritos redobla Aquilón.
Rechinan136 girando las férreas137 veletas,
crujir de cadenas138 se escucha sonar,
las altas campanas, por el viento inquietas
pausados sonidos en las torres dan.
Rüido de pasos de gente que viene
a compás marchando con sordo139 rumor,
y de tiempo en tiempo su marcha detiene,
y rezar parece en confuso son.
Llegó de don Félix luego a los oídos,
y luego cien luces a lo lejos vio,
y luego en hileras140 largas divididos,
vio que murmurando con lúgubre voz,
enlutados141 bultos142 andando venían;
y luego más cerca con asombro ve,
que un féretro143 en medio y en hombros traían
y dos cuerpos muertos tendidos144 en él.
Las luces, la hora, la noche, profundo,
infernal arcano145 parece encubrir.
Cuando en hondo sueño yace muerto el mundo,
cuando todo anuncia que habrá de morir
al hombre, que loco la recia tormenta
corrió de la vida, del viento a merced,146
cuando una voz triste las horas le cuenta,
y en lodo147 sus pompas148 convertidas ve,
forzoso es que tenga de diamante el alma
quien no sienta el pecho de horror palpitar,
quien como don Félix, con serena calma
ni en Dios ni en el diablo se ponga a pensar.
Así en tardos149 pasos, todos murmurando,
el lúgubre entierro150 ya cerca llegó,
y la blanca dama devota rezando,
entrambas151 rodillas en tierra dobló.152
Calado el sombrero y en pie, indiferente
el féretro mira don Félix pasar,
y al paso pregunta con su aire insolente
los nombres de aquellos que al sepulcro van.
Mas ¡cuál su sorpresa, su asombro cuál fuera,
cuando horrorizado con espanto ve
que el uno don Diego de Pastrana era,
y el otro, ¡Dios santo!, y el otro era él...!
Él mismo, su imagen, su misma figura,
su mismo semblante, que él mismo era en fin:
y duda y se palpa y fría pavura153
un punto en sus venas sintió discurrir.154
Al fin era hombre, y un punto temblaron
los nervios del hombre, y un punto temió;
mas pronto su antigua vigor recobraron,
pronto su fiereza volvió al corazón.
-Lo que es, dijo, por Pastrana,
bien pensado está el entierro;
mas es diligencia155 vana
enterrarme a mí, y mañana
me he de quejar de este yerro.156
Diga, señor enlutado,
¿a quién llevan a enterrar?
-Al estudiante endiablado
don Félix de Montemar”,
respondió el encapuchado.157
-Mientes, truhán.158 -No por cierto.
-Pues decidme a mí quién soy,
si gustáis, porque no acierto
cómo a un mismo tiempo estoy
aquí vivo y allí muerto.
-Yo no os conozco. -Pardiez,
que si me llego a enojar,
tus burlas te haga llorar
de tal modo, que otra vez
conozcas ya a Montemar.
¡Villano!... mas esto es
ilusión de los sentidos,
el mundo que anda al revés,
los diablos entretenidos
en hacerme dar traspiés.159
¡El fanfarrón160 de don Diego!
De sus mentiras reniego,161
que cuando muerto cayó,
al infi erno se fue luego
contando que me mató.
Diciendo así, soltó una carcajada,162
y las espaldas con desdén volvió:
se hizo el bigote, requirió163 la espada,
y a la devota164 dama se acercó.
-Con que, en fin, ¿dónde vivís?,
que se hace tarde, señora.
-Tarde, aún no; de aquí a una hora
lo será. -Verdad decís,
será más tarde que ahora.
-Esa voz con que hacéis miedo,
de vos me enamora más:
yo me he echado el alma atrás;
juzgad si me dará un bledo165
de Dios ni de Satanás.
-Cada paso que avanzáis
lo adelantáis a la muerte,
don Félix. ¿Y no tembláis,
y el corazón no os advierte166
que a la muerte camináis?
Con eco melancólico y sombrío
dijo así la mujer, y el sordo acento,
sonando en torno del mancebo167 impío,
rugió168 en la voz del proceloso169 viento.
Las piedras con las piedras se golpearon,
bajo sus pies la tierra retembló,
las aves de la noche se juntaron,
y sus alas crujir sobre él sintió:
y en la sombra unos ojos fulgurantes170
vio en el aire vagar que espanto inspiran,
siempre sobre él saltándose anhelantes:
ojos de horror que sin cesar le miran.
Y los vio y no tembló: mano a la espada
puso y la sombra intrépido embistió,171
y ni sombra encontró ni encontró nada;
sólo fijos en él los ojos vio.
Y alzó los suyos impaciente al cielo,
y rechinó los dientes y maldijo,
y en él creciendo el infernal anhelo,
con voz de enojo blasfemado dijo:
“Seguid, señora, y adelante vamos:
tanto mejor si sois el diablo mismo,
y Dios y el diablo y yo nos conozcamos,
y acábese por fin tanto embolismo.172
“Que de tanto sermón, de farsa tanta,
juro, pardiez, que fatigado estoy:
nada mi firme voluntad quebranta,
sabed en fin que donde vayáis voy
“Un término no más tiene la vida:
término fijo; un paradero173 el alma;
ahora adelante”, dijo, y en seguida
camina en pos con decidida calma.
Y la dama a una puerta se paró,
y era una puerta altísima, y se abrieron
sus hojas en el punto en que llamó,
que a un misterioso impulso obedecieron;
y tras la dama el estudiante entró;
ni pajes174 ni doncellas acudieron;
y cruzan a la luz de unas bujías175
fantásticas, desiertas galerías.
Y la visión como engañoso encanto,
por las losas deslizase sin ruido,
toda encubierta bajo el blanco manto
que barre el suelo en pliegues176 desprendido;
y por el largo corredor en tanto
sigue adelante y síguela atrevido,
y su temeridad177 raya en178 locura,
resuelto Montemar a su aventura.
Las luces, como antorchas funerales,
lánguida luz y cárdena179 esparcían,180
y en torno en movimientos desiguales
las sombras se alejaban o venían:
arcos aquí ruinosos, sepulcrales,
urnas allí y estatuas se veían,
rotas columnas, patios mal seguros,181
yerbosos, tristes, húmedos y oscuros.
The Ruins of Holyrood Chapel de Louis Daguerre, c. 1824. Wikimedia Commons [holyrood.jpg]
Todo vago, quimérico182 y sombrío,
edificio sin base ni cimiento,
ondula183 cual fantástico navío
que anclado184 mueve borrascoso viento.
En un silencio aterrador185 y frío
yace allí todo: ni rumor, ni aliento
humano nunca se escuchó; callado,
corre allí el tiempo, en sueño sepultado.
Las muertas horas a las muertas horas
siguen en el reloj de aquella vida,
sombras de horror girando aterradoras,
que allá aparecen en medrosa huida;
ellas solas y tristes moradoras186
de aquella negra, funeral guarida,187
cual soñada fantástica quimera,
vienen a ver al que su paz altera.188
Y en él enclavan los hundidos ojos
del fondo de la larga galería,
que brillan lejos, cual carbones189 rojos,
y espantaran la misma valentía:
y muestran en su rostro sus enojos
al ver hollada190 su mansión sombría,
y ora en grupos delante se aparecen,
ora en la sombra allá se desvanecen.
Grandiosa, satánica figura,
alta la frente, Montemar camina,
espíritu sublime191 en su locura,
provocando la cólera192 divina:
fábrica193 frágil de materia impura,
el alma que la alienta y la ilumina,
con Dios le iguala, y con osado vuelo
se alza a su trono y le provoca a duelo.194
Segundo Lucifer que se levanta
del rayo195 vengador la frente herida,
alma rebelde que el temor no espanta,
hollada sí, pero jamás vencida:
el hombre en fin que en su ansiedad quebranta196
su límite a la cárcel de la vida,
y a Dios llama ante él a darle cuenta,
y descubrir su inmensidad intenta.
Y un báquico cantar tarareando,197
cruza aquella quimérica morada,
con atrevida indiferencia andando,
mofa en los labios, y la vista osada;
y el rumor que sus pasos van formando,
y el golpe que al andar le da la espada,
tristes ecos, siguiéndole detrás,
repiten con monótono compás.
Y aquel extraño y único rüido
que de aquella mansión los ecos llena,
en el suelo y los techos repetido,
en su profunda soledad resuena198;
y expira allá cual funeral gemido
que lanza en su dolor la ánima en pena,
que al fin del corredor largo y oscuro
salir parece de entre el roto muro.199
Y en aquel otro mundo, y otra vida,
mundo de sombras, vida que es un sueño,
vida, que con la muerte confundida,
ciñe200 sus sienes201 con letal beleño202;
mundo, vaga ilusión descolorida
de nuestro mundo y vaporoso203 ensueño,
son aquel ruido y su locura insana,
la sola imagen de la vida humana.
Que allá su blanca misteriosa guía
de la alma dicha la ilusión parece,
que ora acaricia la esperanza impía,
ora al tocarla ya se desvanece:
blanca, flotante nube, que en la umbría204
noche, en alas del céfiro se mece;
su airosa ropa, desplegada al viento,
semeja en su callado movimiento:
humo süave de quemado aroma
que al aire en ondas a perderse asciende,
rayo de luna que en la parda205 loma,206
cual un broche207 su cima208 al éter209 prende210;
silfa que con el alba envuelta asoma
y al nebuloso211 azul sus alas tiende,
de negras sombras y de luz teñidas,
entre el alba y la noche confundidas.
Y ágil, veloz,212 aérea y vaporosa,
que apenas toca con los pies el suelo,
cruza aquella morada tenebrosa213
la mágica visión del blanco velo:
imagen fiel de la ilusión dichosa
que acaso el hombre encontrará en el cielo.
Pensamiento sin fórmula y sin nombre,
que hace rezar y blasfemar al hombre.
Y al fin del largo corredor llegando,
Montemar sigue su callada guía,
y una de mármol214 negro va bajando
de caracol215 torcida216 gradería,217
larga, estrecha218 y revuelta,219 y que girando220
en torno de él y sin cesar veía
suspendida en el aire y con violento,
veloz, vertiginoso221 movimiento.
Y en eterna espiral y en remolino
infinito prolóngase y se extiende,
y el juicio pone en loco desatino222
a Montemar que en tumbos mil desciende.
Ilustración de la traducción francesa de The Monk, la novela gótica del inglés Matthew Gregory Lewis de 1796. Autor desconocido. Wikimedia Commons [le_moine.jpg].
Y, envuelto en el violento torbellino,
al aire se imagina, y se desprende,223
y sin que el raudo224 movimiento ceda,225
mil vueltas dando, a los abismos rueda226:
y de escalón227 en escalón cayendo,
blasfema y jura con lenguaje inmundo,228
y su furioso vértigo creciendo,
y despeñado229 rápido al profundo,
los silbos230 ya del huracán oyendo,
ya ante él pasando en confusión el mundo,
ya oyendo gritos, voces y palmadas,
y aplausos y brutales carcajadas;
llantos y ayes,231 quejas y gemidos,
mofas, sarcasmos, risas y denuestos,232
y en mil grupos acá y allá reunidos,
viendo debajo de él, sobre él enhiestos,233
hombres, mujeres, todos confundidos,
con sandia234 pena, con alegres gestos,
que con asombro estúpido le miran
y en el perpetuo remolino giran.
Siente, por fin, que de repente para,
y un punto sin sentido se quedó;
mas luego valeroso se repara,
abrió los ojos y de pie se alzó;
y fue el primer objeto en que pensara
la blanca dama, y alrededor miró,
y al pie de un triste monumento hallóla,
sentada en medio de la estancia, sola.
Era un negro solemne monumento
que en medio de la estancia se elevaba,
y a un tiempo a Montemar, ¡raro portento!235,
una tumba y un lecho semejaba:
ya imaginó su loco pensamiento
que abierta aquella tumba le aguardaba236;
ya imaginó también que el lecho era
tálamo237 blando que al esposo espera.
Y pronto, recobrada su osadía,
y a terminar resuelto su aventura,
al cielo y al infierno desafía238
con firme pecho y decisión segura:
a la blanca visión su planta guía,
y a descubrirse el rostro la conjura,239
y a sus pies Montemar tomando asiento,
así la habló con animoso acento:
“Diablo, mujer o visión,
que, a juzgar por el camino
que conduce a esta mansión,
eres puro desatino
o diabólica invención:
“Siquier240 de parte de Dios,
siquier de parte del diablo,
¿quién nos trajo aquí a los dos?
Decidme, en fin, ¿quién sois vos?
y sepa yo con quién hablo:
“Que más que nunca palpita
resuelto mi corazón,
cuando en tanta confusión,
y en tanto arcano que irrita,
me descubre mi razón.
“Que un poder aquí supremo,
invisible se ha mezclado,
poder que siento y no temo,
a llevar determinado
esta aventura al extremo”.
Fúnebre
llanto
de amor,
óyese
en tanto
en son,
flébil,241
blando,
cual quejido242
dolorido
que del alma
se arrancó;
cual profundo
¡ay! que exhala
moribundo
corazón.
Música triste,
lánguida y vaga,
que a par243 lastima
y el alma halaga;
dulce armonía
que inspira al pecho
melancolía,
como el murmullo
de algún recuerdo
de antiguo amor,
a un tiempo arrullo244
y amarga pena
del corazón.
Mágico embeleso,245
cántico246 ideal,
que en los aires vaga
y en sonoras ráfagas247
aumentando va:
sublime y oscuro,
rumor prodigioso,
sordo acento lúgubre,
eco sepulcral,
músicas lejanas,
de enlutado parche248
redoble monótono,
cercano huracán,
que apenas la copa249
del árbol menea250
y bramando está:
olas alteradas
de la mar bravía,251
en noche sombría
los vientos en paz,
y cuyo rugido252
se mezcla al gemido
del muro que trémulo
las siente llegar:
pavoroso estrépito,
infalible présago253
de la tempestad.
Y en rápido crescendo,
los lúgubres sonidos
más cerca vanse oyendo
y en ronco rebramar254;
cual trueno255 en las montañas
que retumbando256 va,
cual rujen las entrañas257
de horrísono258 volcán.
Y algazara259 y gritería,
crujir de afilados260 huesos,
rechinamiento261 de dientes
y retemblar262 los cimientos,263
y en pavoroso estallido264
las losas265 del pavimento
separando sus junturas262
irse poco a poco abriendo,
siente Montemar, y el ruido
más cerca crece, y a un tiempo
escucha chocarse cráneos,
ya descarnados263 y secos,
temblar en torno la tierra,
bramar combatidos vientos,
rugir las airadas olas,
estallar el ronco trueno,
exhalar tristes quejidos
y prorrumpir264 en lamentos:
todo en furiosa armonía,
todo en frenético estruendo,
todo en confuso trastorno,
todo mezclado y diverso.
Y luego el estrépito crece
confuso y mezclado en un son,
que ronco en las bóvedas265 hondas
tronando furioso zumbó266;
y un eco que agudo parece
del ángel del juicio267 la voz,
en triple, punzante alarido,268
medroso y sonoro se alzó;
sintió, removidas las tumbas,
crujir a sus pies con fragor269
chocar en las piedras los cráneos
con rabia y ahínco270 feroz,
romper intentando la losa,
y huir de su eterna mansión,
los muertos, de súbito oyendo
el alto mandato de Dios.
Y de pronto en horrendo estampido271
desquiciarse272 la estancia273 sintió,
y al tremendo tartáreo274 rüido
cien espectros alzarse miró:
de sus ojos los huecos275 fijaron
y sus dedos enjutos276 en él;
y después entre sí se miraron,
y a mostrarle tornaron después;
y enlazadas las manos siniestras,
con dudoso, espantado ademán277
contemplando, y tendidas sus diestras278
con asombro al osado mortal,
se acercaron despacio y la seca
calavera,279 mostrando temor,
con inmóvil, irónica mueca280
inclinaron, formando enredor.
Y entonces la visión del blanco velo
al fiero Montemar tendió una mano,
y era su tacto de crispante281 hielo,
y resistirlo audaz intentó en vano:
galvánica,282 cruel, nerviosa y fría,
histérica y horrible sensación,
toda la sangre coagulada envía
agolpada283 y helada al corazón...
Y a su despecho y maldiciendo al cielo,
de ella apartó su mano Montemar,
y temerario alzándola a su velo,
tirando de él la descubrió la faz.
¡Es su esposo!, los ecos retumbaron,
¡La esposa al fin que su consorte284 halló!
Los espectros con júbilo gritaron:
¡Es el esposo de su eterno amor!
Y ella entonces gritó: ¡Mi esposo! Y era
(¡desengaño fatal!, ¡triste verdad!)
una sórdida, horrible calavera,
la blanca dama del gallardo andar...
Luego un caballero de espuela dorada,
airoso, aunque el rostro con mortal color,
traspasado el pecho de fiera estocada,285
aún brotando286 sangre de su corazón,
se acerca y le dice, su diestra287
tendida, que impávido288 estrecha289 también Montemar:
-Al fin la palabra que disteis, cumplida290;
doña Elvira, vedla, vuestra esposa es ya.
-Mi muerte os perdono. Por cierto, don Diego,
repuso don Félix tranquilo a su vez,
me alegro de veros con tanto sosiego,291
que a fe292 no esperaba volveros a ver.
En cuanto a ese espectro que decís mi esposa,
raro casamiento293 venísme a ofrecer:
su faz no es por cierto ni amable ni hermosa,
mas no se os figure294 que os quiera ofender.
Por mujer la tomo, porque es cosa cierta,
y espero no salga fallido295 mi plan,
que en caso tan raro y mi esposa muerta,
tanto como viva no me cansará.
Mas antes decidme si Dios o el demonio
me trajo a este sitio, que quisiera ver
al uno o al otro, y en mi matrimonio
tener por padrino296 siquiera a Luzbel297:
Cualquiera o entrambos298 con su corte toda,
estando estos nobles espectros aquí,
no perdiera mucho viniendo a mi boda...
Hermano don Diego, ¿no pensáis así?
Tal dijo don Félix con fruncido299ceño,
en torno arrojando300 con fi ero ademán
miradas audaces de altivo desdeño,301
al Dios por quien jura capaz de arrostrar.302
El carïado,303 lívido304 esqueleto,305
los fríos, largos y asquerosos306 brazos,
le enreda307 en tanto en apretados308 lazos,
y ávido309 le acaricia en su ansiedad:
y con su boca cavernosa busca
la boca a Montemar, y a su mejilla310
la árida, descarnada y amarilla
junta y refriega311 repugnante faz.312
Emily, la novia muerta en la película Corpse Bride de Tim Burton y Mike Johnson, 2005 [corpse_bride.jpg].
Y él, envuelto en sus secas coyunturas,313
aún más sus nudos314 que se aprieta siente,
baña un mar de sudor su ardida315 frente
y crece en su impotencia su furor;
pugna316 con ansia a desasirse317 en vano,
y cuanto más airado forcejea,
tanto más se le junta y le desea
el rudo espectro que le inspira horror.
Y en furioso, veloz remolino,
y en aérea fantástica danza,
que la mente del hombre no alcanza
en su rápido curso a seguir,
los espectros su ronda318 empezaron,
cual en círculos raudos el viento
remolinos de polvo violento
y hojas secas agita319 sin fin.
Y elevando sus áridas320 manos,
resonando cual lúgubre eco,
levantóse con su cóncavo321 hueco
semejante a un aullido322 una voz:
pavorosa, monótona, informe,323
que pronuncia sin lengua su boca,
cual la voz que del áspera324 roca
en los senos325 el viento formó.
“Cantemos, dijeron sus gritos,
la gloria, el amor de la esposa,
que enlaza en sus brazos dichosa,
por siempre al esposo que amó:
su boca a su boca se junte,
y selle su eterna delicia,326
suave, amorosa caricia
y lánguido beso de amor.
“Y en mutuos abrazos unidos,
y en blando y eterno reposo,
la esposa enlazada al esposo
por siempre descansen en paz:
y en fúnebre luz ilumine
sus bodas fatídica tea,327
les brinde328 deleites y sea
la tumba su lecho nupcial”.
Mientras, la ronda frenética
que en raudo giro se agita,
más cada vez precipita
su vértigo sin ceder;
más cada vez se atropella,329
más cada vez se arrebata,
y en círculos se desata
violentos más cada vez:
y escapa en rueda quimérica,
y negro punto parece
que en torno se desvanece
a la fantástica luz,
y sus lúgubres aullidos
que pavorosos se extienden,
los aires rápidos hienden330
más prolongados aún.
Y a tan continuo vértigo,
a tan funesto331 encanto,332
a tan horrible canto,
a tan tremenda lid333;
entre los brazos lúbricos334
que aprémianle335 sujeto,336
del hórrido esqueleto,
entre caricias mil:
Jamás vencido337 el ánimo,
su cuerpo ya rendido,
sintió desfallecido338
faltarle, Montemar;
y a par que más su espíritu
desmiente339 su miseria
la flaca, vil340 materia341
comienza a desmayar.342
Y siente un confuso,
loco devaneo,343
languidez,344 mareo345
y angustioso afán:
y sombras y luces
la estancia que gira,
y espíritus mira
que vienen y van.
Y luego a lo lejos
flébil en su oído,
eco dolorido
lánguido sonó,
cual la melodía
que el aura amorosa,
y el aura armoniosa
de noche formó:
y siente luego
su pecho ahogado
y desmayado,
turbios346 sus ojos,
sus graves párpados347
flojos caer:
la frente inclina
sobre su pecho,
y a su despecho,
siente sus brazos
lánguidos, débiles,
desfallecer.
Y vio luego
una llama
que se inflama348
y murió;
y perdido,
oyó el eco
de un gemido
que expiró.
Tal, dulce
suspira
la lira349
que hirió,350
en blando
concepto,351
del viento
la voz,
leve,352
breve
son.
En tanto353 en nubes de carmín354 y grana
su luz el alba arrebolada355 envía,356
y alegre regocija357 y engalana358
las altas torres al naciente359 día;
sereno el cielo, calma la mañana,
blanda la brisa, trasparente y fría,
vierte360 a la tierra el sol con su hermosura
rayos de paz y celestial ventura.361
Y huyó la noche y con la noche huían
sus sombras y quiméricas mujeres,
y a su silencio y calma sucedían362
el bullicio363 y rumor de los talleres364;
y a su trabajo y a su afán volvían
los hombres y a sus frívolos placeres,
algunos hoy volviendo a su faena365
de zozobra366 y temor el alma llena:
¡Que era pública voz, que llanto arranca
del pecho pecador y empedernido,367
que en forma de mujer y en una blanca
túnica misteriosa revestido,368
aquella noche el diablo a Salamanca
había en fin por Montemar venido!...
Y si, lector, dijerdes369 ser comento,370
como me lo contaron, te lo cuento.
2 que causa espanto o miedo
3 agonizante, expirante
4 resplandor, brillo, luminosidad
5 profunda
6 encubrir con una capa
7 paso, rumbo, dirección
8 distancia
9 sigh
10 cara
11 la respiración
12 se contrajeron, se activaron
13 arma
14 ciudad española famosa por sus armas blancas (navajas, dagas y espadas)
15 sentir o intentar sentir con las manos
16 alrededor de
17 audaz
18 pie
19 disuelve
20 débil
21 blancura
22 fino, diminuto
23 luz
24 mancha
25 crece, se expande
26 en la distancia
27 admiración, sorpresa, extrañeza
28 que vaga, que se mueve sin rumbo fijo
29 anteojos, gafas, lentes
30 De Jerez de la Frontera, pueblo español famoso por su vino fortifi cado conocido en inglés como Sherry.
31 alterar
32 intenta
33 que tiene cuernos, horned
34 insulto
35 to spill
36 interrumpan, intercepten
37 fija, riveted
38 altera, perturba
39 altar
40 gasa, tela
41 bastante, muy
42 no obstante, nonetheless
43 daydream, visión
44 que cubre de nubes o sombras
45 hermosa, apuesta
46 ondulante, wavy
47 suaves, blandas
48 carpet, rugs
49 to swell
50 desde atrás
51 foam
52 emociona
53 deseo, ansiedad
54 miedosa
55 seria, seca
56 burla, engaño, decepción
57 señales
58 deseo
59 moan, wail
60 se rompe
61 agudo, afilado
62 to tear, to rip
63 pena
64 letal, venenoso, que causa muerte
65 venenoso
66 to cause ripples
67 venga en auxilio, ayude
68 sordo, indiferente
69 burla, mofa
70 elegancia, joyas, fineza
71 se sustenta de, vive de
72 dolor
73 cama
74 infinitas, eternas
75 pieces
76 coagular, solidificar, to curdle
77 to burst
78 paz, descanso
79 desagradecido
80 lo adiviné
81 enfatuation
82 obstinencia
83 los que no hablan o no pueden hablar
84 heartbeat
85 indescriptible, untold
86 tenderness
87 ataron, unieron, conectaron
88 desunió, cortó
89 descanso
90 peligro
91 resistencia
92 os cause pena o dolor
93 me apoyo, el diablo me defi ende
94 to tempt
95 desinterés
96 blasfemia o maldición derivada del “par Dieu” francés
97 de este mundo
98 frívolos, superficiales
99 Período de ayunas y purifi cación espiritual entre el Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo (justo antes del Domingo de Pascua), unas seis semanas.
100 os viene
101 aumentar en dos
102 tras ella
103 súplicas, oraciones
104 encantaciones, invocaciones mágicas
105 áspera, hoarse
106 reposa, descansa
107 melodía
108 adormecer, lull to sleep
109 Dios romano de los vientos del norte.
110 sólidas, firmes
111 parte principal o central
112 agitadas
113 sonido de las campanas
114 ruido o sonido fuerte, confusión
115 ritmo
116 weather vanes, wind vanes
117 ruido grande
118 infértil, estéril
119 área de arena o área vacía
120 impulsivo, acelerado
121 se eleva
122 monstruos, abortos, off spring
123 viento fuerte
124 cosa rara, suceso asombroso
125 se burla (de mí)
126 Vino de Málaga, España.
127 persiste
128 tocar las campanas por la muerte de alguien
129 for hire (en sucesión, en línea)
130 diablos
131 le acredita, le enriquece, le viene bien
132 locura, disparate
133 ha decidido
134 caminata
135 palpando o sintiendo con las manos por no poder ver
136 chirrian, to grate (on), to screech
137 de hierro (metal)
138 chains
139 que no oye
140 filas, columnas, líneas
141 vestidos de negro
142 masas, cuerpos
143 plataforma para trasladar cadáveres
144 acostados, echados
145 misterio, enigma
146 mercy
147 barro, mud
148 lujos, opulencia
149 lentos
150 funeral
151 ambas, las dos
152 to bend
153 pavor, terror, pánico
154 recorrer, fluir
155 procedimiento, trabajo
156 error, equivocación
157 que lleva capucha (hood)
158 sinvergüenza, pícaro, persona que engaña y estafa
159 confundir, literalmente to stumble
160 presuntuoso, ostentoso
161 rechazo, niego
162 risotada, risa fuerte
163 ajustó
164 piadosa
165 cosa insignifi cante, “me importa poco”
166 to warn
167 muchacho, joven
168 bramó, atronó, to howl, to thunder
169 tormentoso, tempestuoso
170 luminosos
171 atacó
172 lío, confusión, engaño
173 destino
174 sirvientes de familias nobles, pages
175 velas
176 pleats
177 audacia, osadía
178 verges on
179 color morado
180 to scatter
181 derruidos
182 fantástico, irreal
183 se mueve para arriba y abajo, hacia adelante y atrás
184 anchored
185 terrorífico
186 habitantes
187 lair
188 perturba, desconcierta
189 coals, embers
190 pisoteada, profanada
191 soberbio
192 la ira
193 aparato
194 desafío, duel
195 relámpago, lightning bolt
196 rompe
197 canturreando, humming
198 to resound
199 pared gruesa
200 aprieta, to cinch
201 temples (de la cabeza)
202 Planta alucinógena, utilizada en filtros de amor y pócimas mágicas: henbane.
203 etéreo, incorpóreo, tenue
204 sombra, espacio ensombrecido
205 color marrón oscuro, dark brown
206 colina, knoll
207 prendedor, una joya que se lleva en el pecho como adorno, brooch
208 punto más alto
209 aire, cielo
210 sujetar, poner
211 brumoso, misty, cloudy
212 rápida
213 oscura, sombría, siniestra
214 marble
215 de caracol: spiral
216 twisted
217 escalera
218 narrow
219 twisted
220 spinning
221 dizzying
222 desconcierto, confusión
223 se cae
224 rápido
225 cese, termine
226 to roll
227 grada, step
228 grosero, impuro
229 tirado, lanzado o caído de una altura (o peña)
230 whistling
231 onomatopeya
232 insultos, injurias
233 erectos, parados
234 necia, simple, tonta
235 prodigio, fenómeno que causa admiración o terror
236 esperaba
237 lecho o cama matrimonial
238 to defy
239 conspira
240 aunque sea
241 triste, lamentable
242 lamento, queja
243 a la vez
244 lullaby
245 fascinación, estupor
246 chant
247 gusts
248 drumhead
249 la parte más alta del árbol
250 mover hacia un lado y otro
251 salvaje
252 howl
253 presagio, indicación de un evento futuro
254 aumentativo de bramar, to roar
255 thunder
256 resonando (un ruido grande)
257 inner depths
258 que con su sonido causa terror
259 vocería, gritería
260 agudos, puntiagudos, cortantes, punzantes
261 gnashing
262 aumentativo de temblar
263 soportes, fundamentos, fundaciones
264 explosión
265 piedras
266 joints
267 faltos de carne
268 estallar, explotar
269 vaults (arquitectura)
270 onomatopeya
271 (Final) Judgement
272 grito lastimero, chillido
273 estrépito, estruendo, ruido grande
274 insistencia, vehemencia, fuerza
275 estallido, explosión
276 to come unhinged
277 recinto, sala, cuarto
278 Del tártaro, el infierno o donde habitan los fantasmas.
279 las concavidades
280 cadavéricos, scrawny, bony
281 gesto o expresión de la cara
282 manos diestras (derechas)
283 cráneo, cabeza sin carne
284 grimmace
285 irritante, exasperante
286 que choca, como una corriente eléctrica
287 junta y de pronto, throbbing
288 marido
289 herida de espada
290 spouting
291 (mano) derecha
292 sin miedo
293 clasps
294 realizada, consumada, satisfecha
295 calma, serenidad
296 de verdad
297 matrimonio
298 no penséis
299 fracasado
300 godfather
301 el demonio, Lucifer
302 ambos
303 furrowed
304 despidiendo, lanzando
305 desdén
306 dar la cara
307 hueco
308 pálido, cadavérico
309 skeleton
310 repugnates, repulsivos
311 ata, captura
312 estrechos, squeezing
313 ansioso, deseoso
314 cheek
315 frota, fricciona, friega
316 Ver la Nota al final de este texto para la posible inspiración de esta escena
317 joints, tendons, ligaments
318 ataduras, knots
319 valiente
320 lucha, intenta
321 liberarse
322 agrupación en círculo para cantar y tocar
323 mueve
324 secas
325 cavernoso
326 howl
327 discordante, desafi nado, disonante
328 rough
329 el interior
330 felicidad, alegría, delight
331 antorcha
332 ofrezca
333 to trample
334 to slice through
335 desgraciado, nefasto, fatal
336 hechizo
337 batalla, disputa
338 lascivos, lujuriosos, lewd
339 llevanle
340 atrapado
341 derrotado
342 exhausto, desmayado
343 niega, no acepta
344 malvado, infame, mezquino
345 el cuerpo
346 to faint
347 delirio, desconcierto
348 desánimo, cansancio
349 náusea
350 borrosos, nebulosos, poco claros
351 eyelids
352 se enciende
353 Instrumento musical de cuerdas utilizada por los antiguos griegos.
354 to strike or sound (un instrumento de cuerdas)
355 calidad, manera
356 sútil, tenue, etéreo
357 mientras
358 color rojo encendido, carmine
359 teñida de rojo
360 emitir, to send
361 alegra
362 adorna
363 que nace, nuevo
364 derrama, to pour
365 felicidad
366 seguían
367 bustle
368 tiendas y lugares de trabajo
369 labor
370 desasosiego, angustia
371 incorregible, incurable
372 disfrazado
373 dijeres (futuro del subjuntivo, 2a pers.)
374 mentira