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Humanities LibreTexts

Capítulo 1 - Las experiencias médicas, la ficción y la empatía

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    El estudio de la literatura, el campo de la medicina y la empatía

    La empatía es el esfuerzo de comprender y entender a otros seres humanos; o la voluntad de emplear la imaginación para entrar en su mundo. Hoy en día, muchas veces se pierde la empatía en las prácticas médicas, y de la salud en general, por la tendencia a clasificar a los pacientes por sus datos, sus condiciones o sus enfermedades. Esta propensión a pensar en términos biológicos a menudo quiere decir que no prestamos atención a cómo la salud y la enfermedad interactúan con nuestros papeles sociales ni a cómo los ambientes sociales y físicos determinan la salud. Otra amenaza al desarrollo de la empatía puede ser el énfasis en la distancia profesional o el temor a la fatiga emocional (o el “burn-out”). Sin embargo mantener la objetividad no quiere decir que uno siempre tiene que mantenerse fuera de las historias de otros. La historia del paciente es la fuente primaria para entender su enfermedad: hay que escuchar, hacer preguntas y volver a escuchar. Escuchar es más importante que hablar.

    En este capítulo introductorio, presentamos argumentos y evidencia que el estudio de la literatura y las expresiones culturales ayuda en las profesiones de la salud y, en efecto, para las relaciones interpersonales en general. Incluimos una presentación que hizo la Dr. Charon en TEDxAtlanta titulada “Honoring the Stories of Illness” (2011) en que relata cómo su estudio de la literatura cambió su modo de escuchar las historias de los pacientes y cómo esta diferencia ha transformado su práctica médica. En el comienzo de su libro La enfermedad y sus metáforas (1978) el siguiente texto, Susan Sontag explica cómo el lenguaje y en particular las metáforas afectan nuestra comprensión y experiencia de la enfermedad. Luego ofrecemos tres textos en que usted puede explorar la relación entre la literatura imaginativa y la empatía. En su cuento “Pecado de omisión” (1961), la española Ana María Matute retrata el abandono de un joven llamado Lope, el cual obstaculiza profundamente su desarrollo humano. En “Mi bufanda roja” (2016), el médico argentino Daniel Flichtentrei ejemplifica la manera en que los estudiantes y profesionales de la salud pueden utilizar la escritura creativa para entender, dar significado a y responder emocionalmente a sus experiencias con sus pacientes. Finalmente, en dos poemas—”My Patient’s Heart Attack” y “The Distant Moon” (1994)—el médico y poeta cubanoamericano Rafael Campo explora su experiencia con la muerte de un paciente y su lucha interna con la distancia profesional cuando trata a un paciente de SIDA.

    La medicina narrativa

    A finales del siglo XX surgió un movimiento dentro de la profesión médica que critica el énfasis sobre los síntomas, la revisión de los sistemas y la diagnosis a exclusión de las experiencias subjetivas de los pacientes con la salud y la enfermedad. La Dr. Rita Charon de Columbia University College of Physicians and Surgeons, fundó el programa en Medicina Narrativa, cuya misión es entrenar a los profesionales de la salud en la competencia narrativa: la capacidad de “reconocer, absorber, metabolizar, interpretar y ser conmovidx por las historias de la enfermedad”.[1] El programa ofrece una maestría en Medicina Narrativa y además trabaja con los estudiantes del College of Physicians and Surgeons de Columbia. Por el estudio de la literatura, los profesionales de la salud buscan “atender, representar y afiliarse” mejor con sus pacientes. Además el estudio de la literatura les capacita para cuestionar el sistema de asistencia de la salud y pensar en alternativas para las prácticas que no funcionan. Hoy más de la mitad de las facultades de medicina ofrecen clases en las humanidades y hay 68 programas en Humanidades y Salud a nivel del pregrado.[2] Estos programas apoyan la idea que leer la literatura nos capacita para escuchar y entender mejor a otros seres humanos.

    La Medicina Narrativa nació en los EE.UU., pero se ha divulgado internacionalmente, incluso en países de habla hispana. Desde 2011 se han dado cuatro jornadas de Medicina Narrativa en el Hospital Italiano de Buenos Aires. En septiembre de 2015 en la Universidad Nacional de Costa Rica, en San José, se dio el “Coloquio Internacional: Entre literatura y medicina: Narrativas transatlánticas de la enfermedad”, que abarcó América Latina, el Caribe y España. El próximo año en España se dio el “Congreso Internacional de Narrativas sobre Salud y Enfermedad”. Casi simultáneamente se dio el 1er Coloquio Iberoamericano de la Medicina Narrativa: “La narrativa, una herramienta que humaniza” en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, que también publica la Revista Medicina Narrativa. Escritura Creativa Médica y ofrece un curso sobre la Medicina Narrativa.

    Leer la ficción y otros géneros literarios puede promover la empatía y la comprensión de otros

    En los últimos quince años ha surgido un campo activo de estudio de la empatía en las ciencias psicológicas, que se ha enfocado en el efecto que tiene el acto de leer la ficción literaria sobre la empatía. Se han usado imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para ver cómo reacciona el cerebro al leer ficción literaria. Se ha comparado la capacidad de reconocer las emociones de otros y de interpretar relaciones interpersonales que observan, comparando sujetos que han leído la ficción literaria y sujetos que han leído no-ficción.[3] Los estudios proponen que leer la ficción aumenta nuestra capacidad en estas actividades que dependen de la empatía.

    La literatura puede crear mundos sociales en los que podemos perdernos emocionalmente como lectores. La combinación de nuestra participación emocional con las inferencias–las conclusiones que tenemos que sacar de evidencia compleja y sutil sobre los personajes y sus acciones–activa nuestra inteligencia social. Al leer literatura que explora mundos diferentes al nuestro, llegamos a percibir aspectos de la humanidad que no nos vienen de las observaciones directas de la vida. Leer la ficción y otros géneros literarios nos ayuda a fortalecer nuestra “teoría de la mente”, o sea, nuestra capacidad de reconocer y entender que otros tienen deseos, motivaciones y emociones distintos a los nuestros. Leer la ficción es entrar en un “laboratorio moral”.[4]

    ¿Cómo es que leer la literatura puede transformarnos tanto? El psicólogo Keith Oatley presenta varias explicaciones de los procesos mentales que ocurren cuando leemos. Al leer, aprendemos a hacer inferencias, a sacar conclusiones sobre el carácter de un personaje complejo por medio de sus palabras y acciones. Es importante distinguir entre aquella ficción que crea personajes complejos y completos y la ficción que depende de estereotipos o personajes “planos”. La ficción compleja es la que nos exige este proceso mental que lleva a la empatía. Como lectores tenemos que tomar un papel activo en atribuirle significado a ese personaje por medio de nuestras inferencias. Nuestra participación emocional en la lectura y la intensidad de nuestra imaginación, incluso nuestra formación de imágenes mentales detalladas y vívidas contribuye también a transformarnos como lectores. La emoción es una indicación de lo que nos importa en las acciones del texto. Al leer mucha literatura desarrollamos experiencia y destreza en interpretar las interacciones entre los seres humanos, entendiendo sus motivaciones y su carácter. Finalmente, la literatura puede exponernos a una riqueza de circunstancias y culturas que desconocemos en nuestra vida diaria y así podemos desarrollar la capacidad para reconocer y entender la diversidad de la vida humana.

    Análisis textual: Close Reading

    El acercamiento a la literatura que el movimiento de la Medicina Narrativa propone es lo que llamamos en inglés close reading. No hay un equivalente exacto en español, pero vamos a usar el término “análisis textual”. Close reading requiere que uno refina la atención que pone al leer un texto–cualquier texto, sea una novela, un poema, una película o un anuncio en la televisión. “Close reading es la lectura consciente y disciplinada de un objeto con la intención de entender con más profundidad sus significados”.[5] Es un hábito y una técnica importante para las relaciones interpersonales y para la responsabilidad cívica. Y para la Dr. Charon y sus colegas, es una práctica que ya ha transformado la cultura de la asistencia sanitaria (healthcare) en la cultura de su programa en Columbia University y en los profesionales de salud que han egresado de sus asignaturas.

    La representación

    La medicina narrativa también sugiere que el escribir obras creativas de nuestras experiencias emocionales con la salud puede ofrecernos la distancia que necesitamos para comprender a otros y para poder hablar de nuestras propias reacciones.[6] En el proceso aprendemos más acerca de nuestras reacciones emocionales, se reduce el temor de ellas, y se amplía la capacidad para estar presente con otros y con nosotros mismos. Dice ella “It is not possible to shut out the suffering of others. Keeping it at bay will be psychically costly and will contribute to burnout”.[7] La empatía puede ayudarnos a identificar con gente diferente y también observar más claramente todos nuestros papeles en las instituciones y las políticas dentro de las cuales vivimos.

    Como hemos visto, Charon propone que al relatar los eventos de una historia, construimos una cronología y la manera en que la narramos revela información útil acerca del/la narrador/a. Poder escuchar e interpretar bien son destrezas que podemos desarrollar más por la práctica para aumentar nuestra competencia. Al prestar mucha atención a los detalles del relato y cómo se construye, podemos experimentar mejor las vidas de otros. Al desarrollar esta competencia empática ampliamos nuestra tolerancia por la ambigüedad y la incertidumbre. Una buena manera de hacerlo es por analizar lo que escuchamos: tenemos que preguntarnos ¿Por qué ella me dice esto ahora?[8] Aumentar nuestra capacidad para la empatía también puede ayudar a estimular la agencia en las personas enfermas y fomentar en ellos un papel activo en su propia recuperación. Puede balancear las relaciones de poder en una situación médica.

    Honoring the Stories of Illness (EE.UU. 2011) de Dr. Rita Charon

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    Rita Charon, MD, PhD, University of Columbia, fundadora del programa de Medicina Narrativa en Columbia.

    En su presentación titulada “Honoring the Stories of Illness”, para TEDxAtlanta, el 13 de septiembre de 2011, la doctora Rita Charon del Programa en Medicina Narrativa de la Universidad de Columbia habla de su propia experiencia con la literatura y la capacidad de entender y ser conmovida por las historias de los pacientes.[9]

    Para ver

    La presentación se puede ver en YouTube: “Honoring the Stories of Illness“.

    Para conversar y analizar

    1. En sus propias palabras, defina el concepto de “teoría de mente”.
    2. Explique los efectos que han encontrado los psicólogos entre leer la literatura y la “teoría de la mente”.
    3. ¿Cuáles tesis o argumentos de los autores nombrados arriba le han sorprendido? ¿Por qué? ¿Cuáles le convencen? ¿Por qué?
    4. Según Rita Charon, ¿cuál es la labor de los médicos?
    5. ¿Cómo define Charon la “Medicina narrativa”?
    6. ¿Qué conocimiento de la narrativa necesitan los profesionales de la salud?
    7. Según Charon, ¿para qué es la medicina?
    8. ¿Cómo reacciona usted a las ideas de Charon?
    9. ¿Cuál es la carrera que en este momento le interesa más para su futuro? Dados los argumentos e información que ha leído y escuchado aquí, ¿cómo puede imaginar que leer ficción literario podría ser relevante para su preparación?

    La enfermedad y sus metáforas (EE.UU. 1978) de Susan Sontag

    ícono de un retrato: señala que hay un vínculo a un retrato del autor o la autoraSusan Sontag (1933-2004) es una escritora estadounidense de familia judía (foto de la autora). Estudió la filosofía y fue activista política, particularmente en contra de la Guerra en Vietnam. Escribió en una variedad de géneros – novela, drama, e hizo películas – pero ganó más renombre por sus ensayos. Su primera colección, Notes on Camp, un estilo que depende del artificio y la exageración, se publicó en 1964. Otra colección muy reconocida que se publicó un poco después es Against Interpretation (1966), en la cual analiza con una perspectiva crítica lo que pasa cuando interpretamos una obra de arte. Sus ensayos que nos interesan aquí también nos ofrecen su análisis de ciertas prácticas sociales: Illness as Metaphor (1978) y AIDs and Its Metaphors (1988).

    Como trasfondo, se conoce que Sontag sufrió cáncer mamario y recibía quimioterapia mientras escribía La enfermedad como metáfora. Como veremos en la selección aquí, ella analiza cómo el lenguaje y las maneras de conceptualizar algunas enfermedades afectan nuestras experiencias, comprensión, o sufrimiento. Su perspectiva revela los mitos y las famas cargadas de estas enfermedades (en el primer volumen, el tuberculosis y el cáncer) y en el segundo, se extienden sus observaciones al SIDA, otra enfermedad con el cual varios estigmas influyen en la experiencia y el tratamiento de un padecimiento biológico. Aunque su pensamiento tiene ciertos orígenes autobiográficos, no escoge escribir sus memorias ni su experiencia personal sino un análisis social de las construcciones de la enfermedad. De esta manera su acercamiento nos ofrece un ejemplo perfecto del género del ensayo (que viene del verbo ensayar, o sea intentar) porque modela una lucha de ideas que une lo público con lo personal.

    Para leer

    Sontag, Susan. La enfermedad y sus metáforas. Trad. Mario Muchnik. Debolsillo, 2015.

    Ver también La Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIP-H): La enfermedad y sus metáforas

    Primera edición: Sontag, Susan, and Farrar, Straus, and Giroux. Illness As Metaphor. Farrar, Straus and Giroux, 1978.

    Selección:

    Se recomienda leer los primeros ocho párrafos.

    “Pecado de omisión” (España 1961) de Ana María Matute

    ícono de un retrato: señala que hay un vínculo a un retrato del autor o la autoraAna María Matute nació en 1925 en Barcelona a una familia burguesa (foto de la autora). De niña presenció la brutalidad de la Guerra Civil Española (1936-39). Desde joven se sintió como una “niña rebelde”: no sentía solidaridad con la clase social en la que había nacido; en una entrevista habla de sus conversaciones con las criadas de su casa y de cómo veía las diferencias sociales cuando su familia pasaba los veranos en el pueblo de Mansilla de la Sierra, donde su madre tenía una finca. Dice que “Hay que ser idiota o hay que tener un corazón de piedra para no reaccionar contra eso”[10]

    Empezó a escribir muy joven, enviando una novela titulada Luciérnagas para la publicación cuando tenía unos veintiún años: el manuscrito fue censurado por los oficiales de la dictadura de Francisco Franco. Allí aprendió que había que escribir sobre “personas ortodoxas” (77) y no sobre los temas difíciles de la vida humana como el incesto, el suicidio y la homosexualidad. Pero como muchos otros escritores españoles, Matute aprendió a ocultar sus verdades rebeldes en una literatura poética que los censores no pudieron entender.

    Matute aspiraba a ser “voz de los que no tienen voz” (78). Sus personajes frecuentemente sufren la soledad y la incomunicación. Como una persona que había podido entender diferencias humanas desde niña, le importaba mucho escribir de la incapacidad de los seres humanos para entender y sentir empatía por los que son diferentes a nosotros. Entre sus novelas y cuentos sobresale su interés por el mundo de los niños y especialmente de los adolescentes, para quienes, dice Matute, “la vida . . . es muy dura. Los adolescentes sufren mucho”.[11] En 2010 fue otorgada el Premio Cervantes, el premio literario más prestigioso del mundo hispanohablante. El cuento “Pecado de omisión” salió en su libro Historias de Artámila (1961).

    Prepárese para leer

    “Pecado de omisión” narra la historia de un joven adolescente que ha perdido a sus padres y que va a vivir con un primo rico, alcalde del pueblo. De una vez se establece la diferencia social y el sufrimiento de los niños que tanto interesa iluminar la autora. El joven, llamado Lope, es el protagonista del cuento. Al leer el cuento, déjese llevar por la historia, recree mentalmente los escenarios y las acciones, ábrase al rico lenguaje visual que usa la autora para crear imágenes vívidas en la mente. Preste especial atención a su descripción poética del Sagrado y de la escena del reencuentro entre Lope y su compañero de colegio Manuel Enríquez. Tenga en mente el título “Pecado de omisión” y reflexione sobre cuál es el pecado a que se refiere.

    Para leer

    Matute Ana María. Historias de la Artámila. Ediciones Destino, 1961.

    Repase y Escriba: Curso avanzado de gramática y composición, María C. Dominicis. Wiley, 2014.

    Ver también Ciudad Seva.

    Para conversar y analizar

    1. ¿Cuáles temas son centrales al cuento?
    2. Describa el conflicto específico en que se exploran estos temas en el cuento.
    3. ¿Cuál es la postura ética que comunica el cuento sobre esos temas? ¿Cuál es el “pecado de omisión”?
    4. ¿Cree usted que el cuento promueve empatía por Lope? Explique su respuesta con evidencia del texto.
    5. Escoja dos pasajes donde las imágenes son muy vívidas. ¿Cuáles son las denotaciones del lenguaje clave de las descripciones? ¿Cuáles son sus connotaciones? ¿Cómo se relacionan estas connotaciones con los temas del cuento?
    6. Qué tipo de final tiene el cuento, ¿abierto o cerrado? ¿Qué tipo de resolución da al conflicto? ¿Cuál es el significado que el final da a los temas humanos que presenta el cuento?

    “Mi bufanda roja” (Argentina 2016) de Daniel Flichtentrei

    Daniel Flichtentrei (Argentina) es un médico y editor científico que tiene interés en las cruces entre la ciencia y las humanidades, incluso si eso ocasiona un choque frontal. Fue Jefe de Internación, Cardiología, Hospital Luis Güemes, 1993-2002 (foto del autor). Dice Flichtentrei en los Agradecimientos a su libro La verdad y otras mentiras: Historias de hospital (2016), “Nunca seré escritor, pero eso no me ha impedido hacerlo. Escribo para entender. Como un esfuerzo para tejer, entra la experiencia y el significado, un trama que encuentre su sentido. … La medicina es un modo de vida que cada uno vive como puede. Entre lo sagrado y lo profano vamos buscando el camino que no nos haga a olvidar por qué elegimos recorrerlo”.

    “Mi bufanda roja” por Daniel Flichtentrei[12]

    La medicina no es más que un medio para ir postergando la muerte.

    Juan Carlos Onetti, Cuando ya no importe

    Acabo de atender a Rocío, Una paciente a quien conozco desde hace más de diez años. Tiene un tumor retroperitoneal. Having to do with the area outside or behind the peritoneum (the tissue that lines the abdominal wall and covers most of the organs in the abdomen). con múltiples metástasis. Le colocamos un marcapasos, tuvo un infarto, ya no es posible operarla ni hacerle más quimioterapia.

    Tiene 64 años, ha sido maestra y directora de escuela durante toda su vida. Siempre me regala libros que ella lee antes y que vuelve a comprar para mí. Los comentamos en la siguiente visita. Desde hace un mes no quería verme porque bajó mucho de peso–ahora es de 37 kilos–Y su dentadura postiza ya no le servía. No aceptó venir a verme hasta que no tuvo una prótesis nueva. No quería que yo la viese así. Usa un pañuelo sobre la cabeza que nunca se saca delante de otras personas. Se pinta los labios y los ojos con discreción. No quiso sacarse los pantalones para que yo la revisara porque no había podido depilarse las piernas.

    Me trajo una bufanda roja de lana gruesa sin terminar, ya que no cree que pueda seguir tejiéndola. Quería tenerla lista para esta fecha pero le resultó imposible. “Hasta acá llegué, igual te la quería dejar.” No lo acepté. Le dije que la quería terminada y no por la mitad. Que ella podría hacerlo. Que todavía teníamos tiempo y que este no sería el último invierno. Le mentí. Yo sé que ya no será posible. Que nunca podrá terminar mi bufanda. Lo aceptó. Sospecho que más por darme el gusto que porque se haya convencido. Envolvió el tejido en un papel madera y lo apoyó sobre sus rodillas. Antes de irse me abrazó con una intensidad rara. Distinta a otras veces.

    Yo también lo hice. Nos apretamos mucho y durante un largo rato. Ella percibió el mínimo temblor de mis brazos. Mi respiración algo agitada. O no sé qué cosa. Me acarició la cara, me beso varias veces. Creo que nuestros cuerpos se dijeron adiós. Antes de salir del consultorio, ayudada por su esposo y su hija, volvió sobre sus pasos. “Leí en la Ñ que publicaron otra novela de Sandor Marai. Esta tendrás que leerla vos solo.” Le tomé las manos. Eran chiquitas y flacas. Puro hueso. Heladas. “No, Rocío, mejor la leemos los dos y después charlamos.” Se acercó a mi oreja en puntas de pie. Tuve que sostenerla. “No me trates como a una tonta. Vos nunca lo hiciste. Y, a propósito, déjate de joder y sé feliz de una vez por todas. Se te nota en los ojos. Te quiero mucho.” Nunca antes me había tuteado. Jamás le había escuchado decir una palabra grosera. Algo había cambiado esa tarde. “Yo también te quiero mucho. Estás preciosa, maestrita”, le dije sin pensarlo demasiado.

    Rocío salió del consultorio. Vi arrancar el auto y su sombra pequeña a través de la ventanilla. Su cabeza era un puntito minúsculo cubierto por un pañuelo floreado.

    Me saludó agitando la mano y mirándome fijo hasta que desapareció sobre la avenida. Me senté para hacer una pausa y recuperarme. Cerré los ojos y reconstruí durante algunos segundos la historia de estos años acompañando el curso de la enfermedad al lado de esa familia.

    Me puse de pie. Sacudí la cabeza como para dar por terminado el episodio. Abrí la puerta y le hice señas a la secretaria para que llamara otro paciente. Lo vi mientras me frotaba las manos con alcohol. En el suelo, debajo del escritorio. Un paquete de papel madera del que asomaba una bufanda roja. Unos flecos largos de lana gruesa y el tejido apretado con punto Santa Clara. Cortita, peluda y sin terminar.

    Para conversar y analizar

    1. La empatía es claramente un tema aquí. ¿Cómo se desarrolla este tema el autor?
    2. ¿Cuáles indicios en este texto muestran el poder de observación del médico/narrador?
    3. ¿Hay momentos cuando sea apropiado cruzar las fronteras profesionales médico-paciente?

    The Other Man Was Me (EE.UU. 1994) de Rafael Campo

    Rafael Campo (1964–) nació en EEUU (New Jersey) de padres italiano y cubano (foto del poeta). Es un médico que practica medicina interna general en la Escuela de Medicina de Harvard y en el Centro Médico Beth Israel Deaconess en Boston. Su práctica se concentra más en servir las comunidades Latinxs, la gente gay/lesbiana/bisexual/trans, y los que viven con VIH. También es poeta con un interés en enlazar la medicina con las artes y humanidades y enseña en el programa de escritura de la Universidad Lesley. Estos poemas vienen de su primera colección de poemas, The Other Man Was Me (1994) que ganó un premio de la serie Poesía Nacional; unos de sus libros más recientes son The Healing Art (ensayos sobre el papel de la poesía frente a la enfermedad, 2003) y Alternative Medicine (poemas, 2013).

    Aquí el Dr. Rafael Campo lee “Hospital Song”

    Para leer

    Rafael Campo, “My Patient’s Heart Attack” and “Distant Moon” I-IV from The Other Man Was Me: A Voyage to the New World. Houston: Arte Público Press, 1994.

    Para conversar y analizar: “IX. My Patient’s Heart Attack”

    1. ¿Cómo nos ubica este poema dentro de la experiencia de agonizar o enfrentar la muerte? ¿Se observa la empatía aquí?
    2. Este poema tiene una estructura regular con rima. ¿Qué puede ser la función de estos recursos poéticos dado la situación que se describe?
    3. ¿Se podría decir que el espacio en la página tiene un papel en este poema? ¿Qué hace?
    4. El poema termina con unas imágenes de oximorón; ¿nos hacen ver esta experiencia de una manera nueva?

    Para conversar y analizar: “The Distant Moon”

    1. ¿Qué aprendemos de la perspectiva del hablante poético en esta serie de poemas? ¿Cómo cambia en el camino de número 1-4?
    2. Se podría decir que hay un balanceo en los poemas entre varios sentimientos y términos. Identifiquen éstos y después pensar en cómo se nos comunican aquí.
    3. ¿Cómo terminan los versos aquí? ¿Cómo emplea el fin de los versos Campo para apoyar lo que quiere comunicar con sus palabras e imágenes?
    4. El último verso, colgado en el espacio en blanco al fin de la serie, nos hace entender mejor el título del poema. ¿Qué son unas interpretaciones posibles de esta imagen? ¿El efecto de ponerla al principio y al fin de esta serie de poemas?

    Créditos


    1. “Division of Narrative Medicine.” Department of Medical Humanities and Ethics, Columbia University Department of Medical Humanities and Ethics, 2 Oct. 2020, www.narrativemedicine.org/about-narrative-medicine/.
    2. Lamb, Erin Gentry, et al. Health Humanities Baccaulaureate Programs in the United States, Hiram College, Mar. 2020, www.hiram.edu/academics/centers-of-distinction/center-for-literature-medicine/baccalaureate-health-humanities-programs-in-the-u-s/.
    3. Keith Oatley. "Fiction: Simulation of Social Worlds." Trends in Cognitive Sciences 20.8 (2016): 618-628.
    4. Jèmeljan Hakemulder. The Moral Laboratory : Experiments Examining the Effects of Reading Literature on Social Perception and Moral Self-Concept. Amsterdam, J. Benjamins Pub, 2000.
    5. Brummett, Barry. Techniques of Close Reading. Sage, 2010, p. 3.
    6. Charon, Rita, et al. The Principles and Practice of Narrative Medicine. Oxford University Press, 2017, p. 40.
    7. Charon, Rita, et al. The Principles and Practice of Narrative Medicine. Oxford University Press, 2017, p. 41.
    8. Rita Charon. “The Narrative Road to Empathy.” In Empathy and the Practice of Medicine: Beyond Pills and the Scalpel. Edited by Howard M. Spiro, Mary G. McCrea Curnen, Enid Peschel and Deborah St. James, Yale UP, 1993, 147-159
    9. “Honoring the Stories of Illness.” Performance by Rita Charon, YouTube, Tedx Talks, 4 Nov. 2011, youtu.be/24kHX2HtU3o.
    10. Pat Farrington, "Interview with Ana María Matute and Carme Riera", Tesserae: Journal of Iberian and Latin American Studies, vol. 6, no. 1, June 2000, p. 76.
    11. Pat Farrington, "Interview with Ana María Matute and Carme Riera", Tesserae: Journal of Iberian and Latin American Studies, vol. 6, no. 1, June 2000, p. 77.
    12. Flichtentrei, Daniel. “Mi Bufanda Roja.” La verdad y otras mentiras, by Daniel Flichtentrei, Ediciones Intramed, 2016, pp. 179–180. Reproducido con permiso expreso del autor.

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